sábado, 7 de diciembre de 2013

Final Fantasy XII

Final Fantasy XII




Continúo poniéndome al día con las impresiones, y hoy le toca a una entrega de la saga muy criticada por los fans por toda la cantidad de cambios que sufre el juego.

Empecemos por su complejidad en el argumento. El guión trata por primera vez en la saga sobre política. Este punto puede resultar conflictivo, ya que seguirlo es difícil, y puede que a los jugadores más jóvenes (como yo en mi primera jugada) se les escape varias cosas. Es más, en mi segunda jugada, se me han quedado algunas cosas en el aire, por suerte hay mucha información por ahí que ayuda, ya no solo a resolver los cabos sueltos, si no a enterarte mejor sobre todos los secretos de Ivalince.

Otro aspecto que ha sido muy criticado, son los personajes. A mi por otro lado me han gustado bastante. Cada uno tiene su historia dentro de la misma, y tiene la singularidad de que el que controlamos, no es el auténtico protagonista, tan solo es la persona por la que nos enteramos de toda la historia y que, lógicamente, tiene un motivo para llevarla a cabo. Pero personajes como Balthier o Basch (y sus voces) son de lo mejor que puedes ver en la saga, y otros secundarios, como el pequeño Larsa.

La libertad y el elaborado mundo en el que nos encontramos es de lo mejor que encontraremos. Unos parajes muy explorables, con muchos secretos, su fauna, monstruos... Apabullante.
El sistema de batallas es quizá lo que más destaca de esta entrega. No voy a ponerme a explicarla por dos motivos, primero porque me costaría y os liaría, y segundo por que con cualquier vídeo os quedará explicado de manera clara. Por eso tanta importancia también la de los parajes y escenarios, ya que interaccionas con el enemigo en el mismo campo de batalla. Personalmente, la forma de batallar me parece, junto con la del FF XIII la más dinámica y divertida. No hay pausas, hay distintas estrategias, todo muy personalizable... Por medio de palabras se me hace muy difícil transmitir lo que se siente al batallar contra un grupito de Molbols, por ejemplo.

Y sobre lo personalizable, entramos de cabeza en cómo personalizamos a nuestras unidades. Cada uno asumirá un rol según las habilidades que adquiera, mediante una tabla de Licencias. Así, junto con la experiencia para subir de nivel, obtendremos puntos de licencia para ir desbloqueando partes de este tablero. De tal forma que quien queremos que sea nuestro hechicero, nos interesará más conseguir bonos en los Puntos de magia, o quien actuará de tanque, en armaduras más resistentes.
Luego todo se lleva a cabo mediante los Gámbits, con los cuales las unidades que no controlemos directamente lucharán según las órdenes que les hayamos establecido. Lo dicho, mediante palabras es complicado, pero con el genial tutorial del principio, el sistema de batallas, gámbits y licencias (estos dos se ven un poco más adelante) queda entendido al cien por cien.

Junto con el apabullante mundo, nos encontramos con un montón de misiones de todo tipo. Las más entretenidas, las cacerías de monstruos, que podrá alargar muchísimo la genial duración que de por sí ya tiene.

Gráficamente, me parece lo mejor que ha parido la PS2. Siempre lo pongo de ejemplo. Es una delicia poder seguir jugándolo, y eso que creo que es del 2006, ya ha llovido lo suyo.
La banda sonora también es perfecta, pero pasa un poco más desapercibida que alguna entrega anterior.

En conclusión, el quizá mejor RPG que encontramos en la buena PS2 que no obstante, ha sido muy criticado por los fans por toda la innovación que presenta la entrega dentro de una saga, para muchos, "capa caída".

+Innovación. Elaborado mundo. Sistema de Batallas. Personalidad. Muchas cosas secundarias. Genial combinación audiovisual.
-Complejidad en la historia.

Mi nota: 9.8

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